domingo, 10 de agosto de 2008

AVALON




Esta canción tiene un gran valor sentimental para mí, aunque probablemente sea insustancial para los demás. Me evoca un momento de la adolescencia, cuando veraneaba con mis padres en Caldes de Malavella. Allí había un paseo muy tristón, con árboles bajos que dejaban caer sus hojas en el suelo, formando una alfombra crujiente. Y delante, un edificio tétrico. Era un internado para niños con problemas mentales. La gente lo llamaba "un manicomio para niños".

Cuando paseaba por las noches, las ventanas enrejadas estaban llenas de rostros en sombra, que te observaban. Escuchabas sus susurros, veías sus manitas agarradas a la reja. Y de vez en cuando llegaba alguna familia para dejar a su hijo. Cerrado detrás de un portalón. Puede que todos esos recuerdos se hayan amplificado con el tiempo. Hoy en día todo ha cambiado, pero entonces la impresión era sumamente triste y siniestra.

De ello surgió esta canción, que escribí a los 18 años. La letra es ampulosa y oscura. Pero intenta representar esa imagen del destino injusto. ¿Por qué unos están fuera y otros dentro? Fue una de las canciones que cantamos con mi amigo Federico Gracia en nuestra época cantautora 1968-1970. Luego casi la olvidé. La volvimos a grabar en el cassete "Canciones del 68" el año 1992, pero no quedó bien.

En 1998, la retomé e intenté tocarla de otra manera. Esta es la grabación.

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