jueves, 25 de diciembre de 2008

BUCÓLICA





Recuerdo perfectamente la escena. Era el día de navidad de 1968. Estaba solo en casa de mis padres y hacía un precioso sol invernal. Me senté en el despacho de mi padre, al lado de un gran teléfono de concha negra, y acabé esta canción. Era mi época existencialista y brassensiana, de rebeldía metafísica. Dibujé unas cuantas calaveras. Me parecía que la muerte era un concepto revolucionario que daba al traste con el concepto burgués y positivista de la vida que tanto odiaba.

Era un juego. Una canción de amor entre dos esqueletos que sueñan con tener su propia sepultura y criar sus esqueletitos.

Siempre me gustó. La grabé en "Canciones del 68" y la incorporé a ritmo de swing en "La guity
arra platónica". A ésta le corresponde la presente versión, con la guitarra de Pep Toni Brotons.


bucolica - carlos garrido y pep toni brotons

sábado, 6 de diciembre de 2008

¡BASTA YA!




Una de las primeras "canciones" que compuse. Debía de ser en 1965 o así. Cuando desde el balcón del apartamento de mis padres escuchaba las músicas de guateque del Hotel Las Vegas: Kinks, Rolling, Beatles... Mi primer impulso era imitarlas, y ese fue el resultado.

También fue la primera canción y la última que Los Cárabos tocamos en público. Nos sacaron del escenario antes de terminarla. Seguramente porque era un caos de acoples, desfases y voces fuera de tiempo.

Pero por algo se empieza.

Con motivo del musical "La guitarra platónica" hice una versión que grabamos en la maqueta con Pep Toni Brotons.

Ah, qué recuerdos....

basta ya - cgarrido y pep toni brotons

martes, 2 de diciembre de 2008

EN EL CAFÉ




Mi generación vivió el cambio progresivo de un país pobre y oscuro a otro rico y petulante. El año clave de esa evolución fue 1992, cuando la Expo de Sevilla y las Olimpiadas de Barcelona crearon un imaginario colectivo de país puntero.

Una de las imágenes que me lo hicieron comprender es la que recoge esta canción. Una cafetería de Barcelona llena de gente con ropa cara, relojes, zapatos de lujo. Abotargados, indiferentes, huecos. Y en medio, llevando una bandeja de café, una camarera de piel oscura que es lo único vivo, humano, palpitante, del lugar.

Esta canción la escribí en 1999, cuando me pasaba muchas horas en una cafetería de la Travesera de Gracia. La casa del Sol. A una de sus camareras le debo la inspiración.

La maqueta la grabamos con Pep Toni Brotons en el 2003 para "la guitarra platónica".